La familia crece…y el Somontano frena la despoblación

Iniciativas para la repoblación: El programa «Pueblos Vivos» ha conseguido atraer a 33 nuevos vecinos a la comarca

ÁNGEL HUGUET | DIARIO DEL ALTO ARAGÓN

BARBASTRO.- Ocho familias, que suman un total de 33 miembros, han llegado al Somontano gracias al programa Pueblos Vivos, que gestionan la Comarca y el Ceder Somontano en colaboración con doce ayuntamientos. Salas Altas es la localidad más beneficiaria con cuatro familias nuevas y 13 personas en el censo, se completa con El Grado, una familia de 4 personas; Azlor, una familia de 4 personas; Pozán de Vero, una familia de 3 personas y la más reciente, Laluenga con una familia de 7.

Hasta ahora, la propuesta no ha dado resultado en Abiego, Alquézar, Azara, Castejón del Puente, Castillazuelo, Estadilla y Peraltilla pero quedan 22 meses de vigencia del programa que se desarrolla entre 2016-2019. La oferta está abierta y el interés sigue vigente según informan fuentes consultadas en la Comarca y en Ceder Somontano, entidades a quienes se debe la iniciativa, puesta en marcha en enero de 2016 con acciones y estrategias para frenar la despoblación y fomentar la instalación de nuevos vecinos en el medio rural.

El modelo se aplicó en las comarcas de Cinco Villas (Zaragoza), Gúdar-Javalambre y Maestrazgo (Teruel) aunque los mejores resultados se dan en Somontano, la única donde se lleva a cabo en la provincia de Huesca. En los inicios, cerca de treinta familias de diferentes puntos de España y del exterior se interesaron por conocer el programa y tuvieron contactos con ayuntamientos. La mayoría, gracias a la campaña de sensibilización «¿Quieres vivir en un pueblo del Somontano?».

Las nuevas tecnologías de la información son herramientas básicas para ofrecer «nuevas oportunidades de vivir en los pueblos» explican desde Comarca y Ceder donde resaltan «la proximidad de Barbastro a media hora de coche». La propuesta se basa en «tranquilidad, contacto con la naturaleza, ritmo de actividad más pausado, ambiente cultural, dotación de servicios básicos y oferta de trabajo asequible».

Los ayuntamientos de algunas localidades ofertan viviendas de propiedad municipal, de alquiler asequible y colaboran en buscar alojamiento. En estas condiciones llegaron David Reyes y Nuria García con cuatro hijos (ahora son cinco), primeros pobladores rurales beneficiarios del programa quienes eligieron Salas Altas como opción para cambiar de vida y de ritmo, diferente al de Armenteros (Murcia) donde residían con más de 32.000 habitantes frente a 303 de Salas Altas. Se instalaron en una vivienda en alquiler y ahora se han cambiado por necesidad de espacio.

«La vida es muy agradable y con sinceridad, el año que llevamos aquí no lo cambiaría por los 30 que residimos en Armenteros. Vivimos muy felices, tengo trabajo, los niños han mejorado mucho el nivel escolar, aquí ha nacido mi hijo pequeño Enrique. La gente nos ha acogido como de familia, nos ayudaron mucho al principio y no hay color, nunca nos sentimos forasteros», explican. «La relación con las nuevas familias que llegaron después es buena, son gente muy acogedora. La convivencia en Salas Altas es buena y nos involucramos en casi todo. Además, tenemos Barbastro cerca de casa. Felicidad es la palabra para resumir nuestra experiencia de un año», añaden.

En este aspecto, cuando el programa se cierre en diciembre del año 2019, constarán como la primera familia que se instaló en Salas Altas donde viven «felices» según indica su alcaldesa Inma Subías. Valora los primeros resultados del programa, «en los pueblos pequeños la posibilidad de fijar población es un alivio y contribuye para que la escuela siga abierta. Tres familias tienen trabajo y la cuarta abrirá el restaurante Casa Samper el próximo 2 de febrero con motivo de las Fiestas de La Candelera». A la primera familia se han sumado tres más procedentes de Ibiza y Zaragoza (2).

La alcaldesa está «contenta» por la buena aceptación y lamenta que en Salas Altas aún haya 30 casas cerradas frente a 160 abiertas. «Falta interés de la Administración en ayudas para rehabilitación que serían un aliciente para los propietarios. El Ayuntamiento ha habilitado otra vivienda de propiedad municipal y el interés continúa mediante consultas por correo electrónico. La propuesta sigue en marcha y confiamos en que vendrán nuevos pobladores», indica. Con todo, justifica el descenso de población, en 2017, por fallecimientos y vecinos que se han trasladado, «contra eso no se puede hacer casi nada».

RESULTADOS «ESPERANZADORES»

En la localidad de Azlor sigue la primera familia con 2 hijos que llegó gracias al programa y han llevado la gestión del bar hasta finales de diciembre, ahora busca trabajo, según informan desde Comarca. La situación es similar en Pozán de Vero donde reside una familia de tres componentes, que llegaron desde Murcia. La situación laboral es «estable» gracias al trabajo de la mujer en Colungo. En los últimos meses, ha llegado a Enate, en el municipio de El Grado, una familia de 4 personas y tiene trabajo. Los últimos pobladores rurales beneficiarios del programa -por ahora- llegaron a Laluenga a comienzos de año con una familia de cuatro personas que lleva la gestión del bar aunque se sumarán tres componentes más.

En conjunto, la propuesta del programa Pueblos Vivos deja resultados «esperanzadores» y minimiza los efectos de despoblación con un descenso de 83 habitantes, en 2017, poco perceptible porque supone el 0″35% entre los 29 municipios y 58 núcleos en el Somontano. La comarca mantiene el pulso demográfico y está entre las menos afectadas de Huesca.

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